miércoles, 12 de mayo de 2021

CLIMA LLUVIOSO Y UNA RISA INOCENTE



CLIMA LLUVIOSO Y UNA RISA INOCENTE.


Salí temprano para hacer la respectiva cola que se hace por mi sector para tomar el bus que me lleva al centro, con más de 100 personas por delante, estimé subir en el sexto o séptimo ruta que llegara, ya la experiencia te lo dice.


Apenas formado vi otro hombre, no era el mismo de hacía días, comprando billetes de 1 dólar en físico pagándolos con bolívares en efectivo. Sacó el dinero de su koala y se lo entregó a una señora a la vez que ésta le entregaba un dólar. Siguió pregonando su “trabajo” con «Compro dólares, a buen precio. Dos mil doscientos.» Haciendo referencia real a 2.200.000 bolívares, pero es que ya sabemos que está devaluado y por ahorro de no decir la palabra “Millones” lo dejamos en miles. No es el deber ser del habla correcta pero sucumbimos a las masas también en detalles como ese.


Mientras leía mi “Entrevista a Jorge Luis Borges” de Jean Millet, el hombre compró al menos cuatro dólares más. Pensé cuánto tiempo le quedaría para aprovechar aquella “Viveza criolla” a la que nadie ha dado un alto. Aunque entiendo, como usuario también preferiría venderlo a ese precio, pagar 200.000Bs de pasaje y quedarme aún con dos millones. En cambio si se cancela con el dólar, los transportistas te lo valoran en dos millones (cuando el precio real, al menos el de hoy, está en 2.800.000Bs) y además te cobran el pasaje de allí, es decir en tu bolsillo quedan solo 1.800.000Bs.


Quizá algunos digan que 400.000Bs no son nada, pero si supieran la odisea que se vive en Venezuela para conseguir efectivo (colas de hasta 2 horas donde te limitan la cantidad que deseas sacar de TU dinero, y te dan solo el que ellos creen necesario para que veas tú qué haces), con esto sabrías el pequeño golpe económico que debes sufrir día a día, así que sí, yo también lo vendería. Lo veo como un favor, así se ve de este lado como usuario. Como observador externo solo veo esa “Viveza” en donde el astuto (así sea por ilegalidades, aprovechamientos, supuesto inteligente corrupto) siempre gana porque es muy sabido que posterior lo venderá al precio real y a cada dólar le ganará al menos 600.000 Bs.


El clima se mostraba frío pero seco, hasta que de la nada comenzó a caer un leve rocío. Guardé el libro, saqué mi suéter, esto justo cuando ya estaba por subir a un bus. Sí, tardé más de media hora esperando transporte. Apenas sentado, el pasillo lleno donde el «Una doble filita por favor, espalda con espalda» se oye como lema, la lluvia aumento su intensidad, diez cuadras más allá, el panorama era totalmente de un aguacero. «Menos mal ya estaba dentro del bus, si no me estaría mojando» me dije.


Junto a la ventana y al típico comentario dicho por una joven pasajera de «Aquí llueve más adentro que afuera» me di cuenta que una gotera por falta de gomas en la ventanas golpeaba mi hombro insistente. Como pude me incliné a un lado para que estas cayeran directo al asiento.


Yo saqué de nuevo mi libro y medio a salvo del agua, seguí leyendo con cuidado. Detrás de mí iba, supuse, una familia. Conversaban quién sabe qué pero me llamó la atención fue el juego que debía tener el niño de quizá cuatro o cinco años con su padre con temática lluviosa, por lo que apenas entendía de fondo en mi lectura, aprovechaban los vidrios empañados para hacer algún dibujo. El niño soltaba carcajadas que aunque sinceras y tiernas, me entorpecían la lectura.


Luego lo oí clarito decir con entusiasmo «Otra vez, otra vez», mientras que el hombre se negaba riendo y sabía a qué se refería. Hacía menos de un minuto que un frío con más rocío se había colado y no venía de las decenas de filtraciones que tenía el bus, sino del juego previo en donde el hombre había abierto de golpe la ventana para que el niño, quizá, sintiera la lluvia, jugara o algo. No volteé a ver pero las risas seguían constantes mientras insistía en su negación.


El hombre pidió la parada y la mujer y el niño se despidieron de él y comenzaron a abrirse paso entre el mar de gente con tapabocas. «Permiso, por favor» dijo el hombre sentado. El niño imitó la petición con su vocecilla tomado de la mano de su madre. La lluvia no había parado, así que cuando salió pegó un gritito de sorpresa. Tal vez por lo frío, por la cantidad de agua, no sé. Lo cierto es que aquello levantó una risa unánime en los pasajeros que íbamos allí, seguido de comentarios que exprimían la inocencia de aquel niño. «Debe ser que se mojó mucho bajando» me dijo el señor a mi lado atendiendo llamadas seguidas notificando que por donde iba también llovía bastante. Yo sonreí olvidando que tenía tapaboca, así que asentí en silencio sin apartar mi vista del libro.


Luego de aquello me dije que comenzar un día como este, con clima frío, lluvioso, aquella inocente risa no podía ser tan malo y así fue. Un día tranquilo de responsabilidades y diligencias que se fundieron con el calor que apareció apenas la lluvia se alejó. Las calles quedaron inundadas porque el agua no tiene escape, zapatos intentando no inundarse en vano, miradas distraídas pisando charcos (mi caso) y otros desinteresados caminando entre las corrientes porque ya no tenían remedio.


Foto real de hoy en la Calle 32 de Barquisimeto luego que dejó de llover.

 

martes, 27 de abril de 2021

Beso Mortal - Capítulo 10.

Obra de Eugene Deully, 1897.


CAPITULO 10.


Al leer que la risa deseada

Besada fue por el fogoso amante,

Éste, de quien jamás seré apartada,

La boca me besó todo anhelante

La divina comedia


La idea de detectar en las miradas de Gianciotto y Orabile, cuando nos encontrábamos en ocasiones, que sabían la verdad me hacía desviarla rápidamente. Me había vuelto una cobarde de la sensibilidad de pensar en la traición.

lunes, 26 de abril de 2021

Beso Mortal - Capítulo 9

Obra de Henri Jean Guillaume, 1883.


CAPITULO 9


Hubo una tarde en que, siendo presa del deseo, le mandé una carta a Paolo que respondió tres horas después aceptando mi petición, nos encontramos en las bodegas de licores donde poca gente acudía en esas horas, ya me había dado la tarea de averiguarlo. Allí nos entregamos libremente por al menos una hora hasta que fuimos interrumpidos por sonidos que se acercaban.

domingo, 25 de abril de 2021

Beso Mortal - Capítulo 8.

Obra de Nicola Monto, 1810.


CAPÍTULO 8.


Aquel fue solo uno de los primeros encuentro a los que me sometí por mi propia voluntad, otros no lo fueron tanto pero igual terminaba cediendo. En el fondo sentí que el poder que según me revestía era de pura fantasía, pues a los deseos de la carne siempre me sentía doblegada, indefensa y la única solución que hallaba era alimentarlos. Doy gracias al cielo que Paolo estuvo la mayoría de veces para complacerme.

sábado, 24 de abril de 2021

Beso Mortal - Capítulo 7

Obra de Lionel-Nöel Roger, 1890.


CAPITULO 7


Apenas entramos nos dimos cuenta que lo único de abandonado era el aspecto de la casa, por dentro el cobertizo se notaba activo aunque en ese momento no había nadie. No sabíamos si llegarían pronto así que me guió tras el montón de pacas de heno armados como torre y continuamos con el beso que yo había interrumpido, sus manos volvieron a buscar mi cuerpo. Las respiraciones agitadas se sucedían una tras otra mientras

viernes, 23 de abril de 2021

Beso Mortal - Capítulo 6

Obra de George Frederic Watts, 1872.


Capítulo 6


El embarazo avanzó y mi cuerpo también creció con él. Los malestares no se hicieron esperar como el dolor en la espalda que era nuevo para mí, las náuseas en cualquier momento, la incomodidad y susceptibilidad eran el pan de cada día. Eventualidades a las que una madre debe someterse por completo amor, no como era mi caso, por empezar yo ni siquiera me quería casar pero ya debía seguir forjando una vida marital, así como había aceptado que venía un bebé.

jueves, 22 de abril de 2021

Beso Mortal - Capítulo 5

Obra Jean Lecomte du Nouÿ, 1863.


Capítulo 5


Narrara lo que viví pero fue tan horrible que estaría pintado de pura tristeza y odio. Solo diré que él lo disfrutó, yo no. Una vez más celebraron mi unión mientras yo quería eliminar el pasado, quitarme el dolor de entrañas y el aroma de su sudor en mi piel. Entre pasillos oí como lo felicitaban porque su estirpe estuviera a punto de agrandarse. Me llevaron el desayuno y me negué, todo me asqueaba. Lo ocurrido hubiera sido diferente con Paolo; apenas lo conocía pero lo poco que había probado resultó tan mágico que creí que así sería por el resto de mis días ¡qué vana ilusión nos da la vida!

miércoles, 21 de abril de 2021

Beso Mortal - Capítulo 4

Obra de Rudolph Nonnenkamp, 1851.


Capítulo 4

Ya es muy tarde pero siempre quise saber cómo se despierta una mujer luego del día de su boda. Según mi doncella, adolorida pero feliz. Según yo, ese día debí despertar feliz y mantener la emoción durante el día y los venideros. Horror para mí que no fue así.

martes, 20 de abril de 2021

Beso Mortal - Capítulo 3

Obra de Giuseppe Frascheri, 1846.


CAPÍTULO 3


Hasta que llegó aquel día esperado, el día de mi boda con apenas dieciséis años. Muchas veces le había dicho a mi padre cómo quería que fuera mi futuro esposo y él solo carraspeaba y decía que haría lo que pudiera, que todos en Rávenna eran feos como él, lo que me hacía reír y causaba que olvidara el resto.

lunes, 19 de abril de 2021

Beso Mortal - Capítulo 2

Obra de Ary Scheffer. Paris, 1832.


CAPÍTULO 2

Según las señales, ya estaba lista para ser una mujer a cargo de un hogar y yo no me sentía así. Lo único nuevo eran los dolores de vientre que me hacían odiar y entristecer por todo en ocasiones. Mi prometido apenas se enteró que ya podía dar hijos, quiso apresurar los planes pero mi padre, firme, insistió en que debía esperar a que me adaptara a la nueva costumbre. En esos días vino a mi memoria el secreto que me había contado la doncella hacía un año atrás, todo lo que debía hacer y lo que no. Lo que se suponía sentiría y demás. Me volví a horrorizar.

domingo, 18 de abril de 2021

Beso Mortal - Capítulo 1

Obra de Gustavo Doré, Francia 1863.


BESO MORTAL


CAPÍTULO 1


«Que parecen al viento tan ligeros

Como palomas del deseo llamadas

Quedó, alta el ala y parada, al dulce nido

Caer se dejan por amor llevadas»

La Divina Comedia


Era inevitable sentir cómo el corazón se me agitaba con fuerza acompañado por aquel temblor en las piernas cuando, de pie junto mi padre, estaba por casarme con mi prometido. La frente se me perló y mi doncella, igual de nerviosa por mantenerme con buena presencia según órdenes de mi padre, se apresuró a limpiarme la frente con un pañuelo que guardaba en su falda. Apenas era una adolescente en la flor de mi juventud que sí, quería casarme pero en mi fuero interno no lo deseaba así, no por obligación, no como si fuera un simple soldado raso al que mandan al frente y no tiene otra opción más que obedecer.