Obra de Gustavo Doré, Francia 1863.
BESO MORTAL
CAPÍTULO 1
«Que parecen al viento tan ligeros
Como palomas del deseo llamadas
Quedó, alta el ala y parada, al dulce nido
Caer se dejan por amor llevadas»
La Divina Comedia
Era inevitable sentir cómo el corazón se me agitaba con fuerza acompañado por aquel temblor en las piernas cuando, de pie junto mi padre, estaba por casarme con mi prometido. La frente se me perló y mi doncella, igual de nerviosa por mantenerme con buena presencia según órdenes de mi padre, se apresuró a limpiarme la frente con un pañuelo que guardaba en su falda. Apenas era una adolescente en la flor de mi juventud que sí, quería casarme pero en mi fuero interno no lo deseaba así, no por obligación, no como si fuera un simple soldado raso al que mandan al frente y no tiene otra opción más que obedecer.